Al hablar de su boda, lo primero en lo que piensa una novia es en el vestido, pero ¿acaso caminará hasta el altar descalza? Por supuesto que no, y muchas de ellas minimizan la selección de los zapatos, como si los cientos de invitados a su fiesta los pasaran desapercibidos cuando se levanta el vestido para que su Romeo le quite la liga de la media.
Los zapatos son un complemento que debe ir a tono con el vestido, y no sólo eso, también debe tenerse en cuenta la comodidad, pues en éstos descansará todo el peso de una celebración que durará por horas y que la novia no pretende recordar como el día más cansado de su vida. Para que la fiesta se torne la más divertida y confortable, estos consejos les serán de gran utilidad.
LA COMODIDAD. Es básica, por lo que se deben elegir unos zapatos a la medida, suaves y moldeables. Sacrificar el confort es la peor idea.
A LA MEDIDA. Cuando se tienen problemas con la forma del pie es mejor mandar a hacerlos.
LA PRUEBA. Los zapatos elegidos camínalos por la tienda: siéntate, párate y hasta baila para que compruebes que son los indicados. ¡No los compres una semana antes! Tenerlos con anticipación te permitirá moldearlos y usarlos en casa para desgastarles las suela y evitar resbalones.
ESTILO. Los zapatos deben reflejar la personalidad.
COLOR. No siempre deben ser del mismo color del vestido, pueden ser en tonos contratantes y hasta el color de la decoración o los vestidos de las damas de honor.
ALTURA. Es muy importante que el vestido no arrastre al piso, pero que tampoco quede de brinca charcos, así que hay que cuidar detalladamente que la bastilla del vestido quede alrededor de dos centímetros arriba de la suela de los tacones.
LA OPCION. Algunas novias cambian de zapatos después del vals, las recomendaciones son las mismas sin olvidarse de que reflejen tu estilo. La mayoría de las veces son más bajos, así que hay que tomarlos en cuenta por el largo del vestido. Incluso hay quienes deciden obsequiar a los invitados unas pantuflas, como parte del show.